¿Conoces los peligros de reprimir, evadir o negar nuestras emociones?
Cuando hacemos uso recurrente de estas estrategias para manejar nuestras emociones, pudieramos obtener el resultado contrario de lo que buscamos. Como por ejemplo, terminar con una explosión de enojo o un llanto incontrolable. No suena muy agradable… ¿O si?