Estar en una relación de maltrato, o usualmente conocida como relación tóxica se puede asemejar a estar en presencia de altos niveles de radiación, mientras más tiempo pases cerca del objeto o lugar radioactivo, mayor será el daño generado a tu organismo, algunas de estas secuelas las podrás ver de inmediato, mientras que otras aparecerán semanas, meses e incluso años después de haber ocurrido la exposición, y mientras más tiempo dures en su presencia, peor será el daño.
Si has tenido los recursos suficientes para poner fin a una relación de maltrato, siempre será recomendable que puedas recibir acompañamiento psicológico. Una vez dicho esto, lo primero a considerar es evaluar parte del daño ocasionado, para esto, aquí te proporcionamos 3 grandes preguntas para poder ir viendo los destrozos y quizás, poder iniciar con su reparación.
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Pregúntate…
¿Qué he perdido en esta relación de maltrato?
Al estar en una relación de maltrato es normal que nos hayamos visto en la necesidad de disminuir o eliminar por completo comportamientos, hábitos, relaciones, etc. Todo esto con la finalidad de evitar conflictos, o por miedo de perder la relación. (La anulación de nuestro ser en pro de la relación, pudiera considerarse de los daños más graves). Es elemental que podamos visualizar, cuales rutinas/actividades/personas que antes disfrutábamos hemos dejado a un lado.
¿Cuáles hábitos o patrones he adquirido y desearía eliminar?
Algunos ejemplos pueden ser si mi reactividad está a flor de piel, suelo estar a la defensiva, he perdido la confianza en las personas. O por otra parte, he dañado mi relación con las emociones, en especial el enojo o la tristeza (grito e insulto en lugar de expresar mi frustración, me escondo cuando estoy triste por miedo a ser criticado/a), por mencionar algunos.
¿Qué he aprendido de esta relación?
Si… aprendizaje… Toda experiencia, por más dañina que sea, deja alguna enseñanza.
Recuerda que para sanar hay que accionar, así que toma papel, lápiz y a escribir.
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