En las familias en donde alguno de sus integrantes tiene algún tipo de condición, enfermedad crónica o capacidad diferente (ej. Asma, diabetes, condición de autismo, dificultad auditiva, etc.) los familiares tienden a adaptarse a las necesidades de estos individuos para poder satisfacerlas de manera efectiva. Por lo tanto, si estas familias cuentan con los recursos necesarios (buena comunicación entre los padres, correcta distribución de roles, red de apoyo externa, etc.) pudieran afrontar esta situación de tal forma, que el estrés generado y las dificultades que se presenten, no generarían consecuencias negativas en las relaciones familiares y que a su vez, afectasen a cada uno de sus individuos.

No obstante, cuando estas familias no afrontan de manera eficaz las dificultades que surgen, descuidando satisfacer las necesidades y demandas afectivas de los otros integrantes, suelen aparecer conflictos familiares cuyas consecuencias oscilaran entre leves a graves. Presento el siguiente ejemplo hipotético para poder mostrar cómo se pudiera dar esta dinámica:

Una madre que se encuentra en una relación muy estrecha con su hijo mayor, el cual tiene crisis de asma frecuentes, debido a estos episodios, esta madre debe estar siempre atenta de anticipar una nueva crisis, un esposo que se siente desplazado y poco querido por su pareja que está muy cerca de su hijo, por lo que suele refugiarse en el trabajo, debido a esto, cada vez pasa menos tiempo en la casa, contribuyendo a que la relación de pareja se deteriore aún más; y una hija menor que se siente sola y excluida en su propia familia y buscaría la atención y el afecto en otra parte, ya sean amigos, parejas, grupos religiosos o delictivos. Inclusive, este hijo mayor podría presentar dificultades para enfrentarse a los retos que le presente la vida, que no necesariamente por su enfermedad debieron representar un problema, pero debido a la sobreprotección familiar no pudo desarrollar las habilidades necesarias para sobrellevarlas por sí mismos.

En el ejemplo mencionado, podemos ver que las respuestas que dan las familias al estrés y los conflictos producto de esta situación y otras, a nivel de la relación de pareja o parental, son muy variados. Algunas familias podrán desarrollar recursos suficientes para poder enfrentar las adversidades de manera efectiva, pero otras pudieran quedarse paralizadas o estancadas, emitiendo conductas como las reflejadas en el caso presentado. Es importante que las familias donde hay enfermedad física o mental crónica cuenten con ayuda de expertos en el área de la salud mental. Posibles indicios de que su familia necesita apoyo de un profesional, pudieran ser el incremento en los conflictos familiares, aumento en las peleas entre la pareja sin posibilidad de llegar a acuerdos, distanciamiento afectivo y físico entre sus miembros, dificultades conductuales de parte de los hijos en la casa y/o escuela, y otras tantas situaciones que les generan algún tipo de malestar considerable.

En caso de identificar varias de estas complicaciones es importante contar con el acompañamiento de profesionales capacitados que puedan ayudar a su familia a desarrollar recursos y herramientas para atravesar estas problemáticas.