La supervisión de los dispositivos electrónicos que utilizan nuestros hijos, sobrinos, hermanos o estudiantes menores de edad no debe ser una medida a negociar. Esta actividad tiene que ser uno de los requisitos para que el menor pueda hacer uso del dispositivo.
Imagine dejar sólo a un infante o adolescente en un parque, con la peculiaridad, de que en este parque entran millones de personas a diario, que se sienten protegidas por el anonimato que representa estar detrás de una pantalla. Si observamos mas detalle este hermoso parque podemos ver que en una esquina se encuentra un grupo de pedófilos con caretas de niños o adolescentes, por el otro lado hay unos cuantos productores de pornografía infantil, allá a lo lejos, detrás de los columpios se visualizan los secuestradores y explotadores sexuales; y esto es sólo lo que usted esta viendo en el momento. Entregar un celular, tableta o computadora sin supervisión equivaldría a dejarlo solo en esta área recreativa a la media noche.
Claro, este parque tiene cosas hermosas también, y es muy rico en recursos que permiten desarrollar un número inimaginables de habilidades, pero ¿creen ustedes que los depredadores que están al asecho en este lugar, permitirán que un niño o niña sin sus padres aproveche estos recursos?
Una de las practicas de acoso y abuso sexual que se frecuenta en Internet es la conocida como «Grooming«.
Debemos supervisar los videojuegos que utilizan nuestros hijos, en especial los que son en línea de formato multijugador.
El Grooming es la acción intencionada por parte de un adulto de acosar sexualmente a un niño, niña o adolescente mediante el uso de Internet, esto se puede llevar a cabo a través de comunicaciones electrónicas, redes sociales, páginas web, aplicaciones de mensajerías como whatsapp, dentro de los juegos en línea, etc.
El adulto puede hacerse pasar por un menor de edad e inicia una serie de acercamientos leves que da lugar una relación de confianza, pasando después al control emocional y, finalmente, al chantaje con fines sexuales. Gracias a esta confianza, logra que el niño o niña realicen acciones de índole sexual.
Los objetivos del ejecutor pueden ir desde la obtención de imágenes intimas del infante para fines de gratificación personal, distribución o chantaje para obtener favores sexuales del mismo. También, el conseguir un encuentro con la víctima objeto del grooming en el que se puede dar una violación o secuestro con fines de explotación sexual.
Esto no es una cuestión de tenerles confianza a los menores, están ante delincuentes que manipulan y persuaden, personas que podrían engañarnos a nosotros los adultos, ¿qué sería de un menor de edad?
Está en las manos de cada padre, madre o tutor garantizar la seguridad de los chicos bajo su cuidado.
Si desean conocer más sobre estas actividades mal intencionadas y como proteger a sus seres queridos, les recomiendo Pantallas Amigas una plataforma dedicada a difundir información sobre estos temas y estrategias de protección orientadas a todo público.