La depresión es un trastorno del estado de ánimo muy común, todos somos proclives a travesar por un episodio depresivo en algún momento de nuestras vidas. Por lo general las personas tienen leves nociones de en que consiste esta alteración afectiva, pero ¿serían capaces de detectarla a tiempo?
Para poder identificar una depresión y ayudar a nuestros seres queridos (o a nosotros mismos) necesitamos conocer sus signos y síntomas, los cuales nos arrojan indicios de su presencia. En los siguientes párrafos se describen los principales comportamientos y sensaciones que nos pueden alertar que esta intrusa está cerca.
Tristeza y llanto frecuentes
Sentir tristeza y llorar por alguna situación en particular (despido, muerte de un familiar o amigo, etc.) es normal y hasta sano. Pero debemos alertarnos cuando tenemos varias semanas sintiéndonos tristes y llorando la mayor parte de los días. En ocasiones, a este estado de decaimiento le acompaña una sensación de vacío. Este período prolongado en el que nuestro estado de ánimo está deprimido puede deberse a algún acontecimiento determinado, cómo mencionamos anteriormente, o sin razón aparente. En los niños o adolescentes puede apreciarse un estado de ánimo irritable y enojo constantes, estando la mayor parte del día de mal humor.
El estado de ánimo triste o irritable prolongado, ya nos va advirtiendo de que algo no anda bien, pero por sí solo no es evidencia de que la depresión está cerca, por lo que tendremos que observar la aparición de otros indicadores.
La tristeza es una emoción normal y común, no hay porque negarla o esconderla.
Dormir poco o dormir demasiado
Prestar atención a los hábitos de sueño es fundamental. Sucede que las personas que están atravesando un episodio depresivo tienen dificultades para dormir bien. Es común que estén teniendo inconvenientes para conciliar el sueño o, si logran dormir, se despiertan constantemente a mitad de la noche sin poder reanudar el sueño (insomnio). En contraste, podría ocurrir el caso contrario, que pasen todo el día durmiendo o más horas de las que solían dormir (hipersomnia).
Este deterioro en la calidad del sueño afecta el desenvolvimiento de las personas en las actividades y responsabilidades que deben asumir en las distintas áreas de su vida (tales como estudios, trabajo, relaciones, etc.).
Conoce nuestros psicólogos en Santo Domingo.
Falta de motivación (apatía)
La depresión ataca la motivación de las personas, por lo que, no reaccionan ante los estímulos del exterior como lo hacían antes, es decir, ya no tienen interés en actividades sociales, realizar sus estudios, hacer las compras, etc. También, tienen la sensación de no tener fuerzas y están cansadas casi todo el día.
Quizás te pueda interesar La amiga que me robó la felicidad.
Disminución o aumento significativo del apetito
Otro ámbito a contemplar es la alimentación. Es usual que haya una disminución importante del deseo de comer si la depresión se encuentra al asecho, perdiendo así el interés por la comida. Igualmente, puede aumentar el apetito, por lo que las personas comienzan a ingerir grandes cantidades de alimentos que antes no solían consumir. Debido a estas variaciones en los hábitos alimenticios se observa un incremento o descenso significativo de peso.
Ausencia de placer
Otro aspecto muy parecido a la apatía y que es una evidencia de la proximidad de la depresión es la anhedonia. La anhedonia es la falta de placer por actividades que antes nos producían satisfacción o alegría, tales como el sexo o salidas con familiares y amigos. Las personas dejan de disfrutar con sus pasatiempos y las cosas que les gustaban (si antes se alegraban por ir al cine, les deja de parecer interesante y ya no le produce la misma satisfacción) e incluso, la falta de placer se puede extender a casi todas las actividades.
Aislamiento social
Tanto la apatía como la anhedonia contribuyen a que se produzca el aislamiento. Podemos notar como la persona comienza a alejarse de las personas, incluyendo sus seres queridos. Empiezan a pasar cada vez más tiempo a solas y encerrados en su habitación, dejan de asistir a actividades sociales y recreativas, hasta el punto de aislarse completamente y cortar todo contacto con las personas que les rodean.
Dificultades para la concentración
Se puede apreciar una notable incapacidad en las personas para poder ejecutar de manera satisfactoria tareas específicas y recordar cosas. Es probable que tenga muchas dificultades para concentrarse porque están distraídos o constantemente atendiendo a sus pensamientos negativos (“no sirvo para nada”, “nunca podré ser feliz”, “nadie me quiere”, etc.).
Una herramienta poderosa para detectar si la depresión está visitándonos es prestar atención al contenido de esos pensamientos que nos invaden (si son hostiles hacia nosotros mismos), su frecuencia y cómo nos sentimos justo luego de haber tenido uno, en especial si las emociones que
nos provoca nos producen malestar.
Pensamientos y conductas suicidas
Dentro de los pensamientos negativos, como los mencionados previamente, que pueden estar experimentando estas personas, debemos estar atentos a esos cuyo contenido va dirigido a infligirse algún tipo de dolor físico (“merezco sufrir”), desesperanza hacia el futuro (“nunca me sentiré mejor”), o relacionados con la muerte (“no quiero seguir en este mundo”, “la única solución es morirme”). Así mismo, las cicatrices de cortadas frecuentes en todo el cuerpo (en especial antebrazos y muslos) son indicadores de que estos pensamientos se han concretizado a través de la acción.
Aunque no todos los individuos que están siendo afectados por la depresión tendrán conductas destinadas a hacerse daño o pensamientos orientados al suicidio, estas son señales a las que debemos estar alerta. Estos pensamientos y conductas nos advierten que existe un fuerte malestar que las personas no saben manejar o no conocen herramientas para lidiar con él y encontrar soluciones a sus problemas.
Conclusión
Para recapitular, las señales más comunes que nos indican la cercanía de la depresión son estar triste la mayor parte del día durante varias semanas, la pérdida o aumento marcado de peso sin estar a dieta, dificultades de sueño, fatiga, falta de interés y ausencia de placer en actividades gratificantes, incapacidad para pensar con claridad, sentimientos de inutilidad, pensamientos frecuentes sobre la muerte o el suicidio y conductas de autoflagelación. Por sí sola una de estas señales no es evidencia suficiente de que alguien esté siendo víctima de la depresión.
Por lo tanto, deben estar manifestándose por lo menos cuatro de estos síntomas y haber estado presentes durante varias semanas, representando así un cambio significativo en el comportamiento normal de la persona afectada. Si considera que cumple con estos criterios, es recomendable consultar con un profesional de la salud mental.
Conoce nuestros psicólogos en Santo Domingo.
Referencias: